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El programa AMI-TEA del Hospital Universitario de Getafe adapta la atención sanitaria a las necesidades de los pacientes con autismo

El Hospital Universitario de Getafe la implementado el programa AMI-TEA para la mejora de la atención asistencial de las personas con trastornos del espectro autista (TEA). Desde su implantación en el mes de mayo de 2023, ha atendido a más de 90 pacientes y ha llevado a cabo más de 400 actuaciones médicas.

Laura Ramírez Estaban, enfermera especializada en salud mental, e Ignacio Meléndez, psiquiatra del Hospital Universitario de Getafe, responsables de AMI-TEA

El proyecto depende del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Getafe y está coordinado por Ignacio Meléndez, psiquiatra del hospital, y por Laura Ramírez Estaban, enfermera especializada en salud mental. AMI-TEA se presenta como una oportunidad para cubrir una necesidad que los familiares de estos pacientes y las asociaciones de usuarios llevaban pidiendo desde hace años. Su objetivo es evaluar las necesidades médicas de los pacientes con TEA, teniendo en cuenta las peculiaridades que parten de esta patología, para que puedan recibir una atención adaptada, igualitaria e integral por parte de los servicios de Atención Primaria y Salud Mental, creando un ecosistema en el que ambas áreas se coordinen en beneficio de estos pacientes.

El Dr. Meléndez, el psiquiatra que dirige este programa en el #HUG, ha explicado que con AMI-TEA se cubre la parte de la salud física ya que, en ocasiones, el sistema de salud público no atiende siempre a las particularidades de las personas con autismo, como las comorbilidades asociadas al trastorno o las del propio trastorno. Por ello, añadía este psiquiatra, se trata de adaptar los espacios haciéndolos más accesibles. Laura Ramírez, la enfermera que trabaja en este programa, hablaba de la utilidad de los pictogramas, que se han instalado en colaboración con la Fundación Orange, como un sistema aumentativo y alternativo de comunicación que sirve de apoyo al lenguaje verbal, de forma que el paciente comprenda mejor el mensaje.

Pictograma empleado para mejorar la calidad asistencial de las personas con Trastorno del Espectro Autista

Las personas con TEA, normalmente, presentan dificultades que surgen de la comunicación social, relacionadas con la utilización del lenguaje, tanto verbal como no verbal. ¿Si estos pacientes se encuentran con esta barrera que se forma a la hora de comunicarse con otras personas y en cuanto al entendimiento de las relaciones sociales, cómo se puede llevar a cabo una consulta médica en la que el paciente haya comprendido todo lo que está ocurriendo?, se pregunta el Dr. Meléndez. Además, explica, quienes tienen este diagnóstico experimentan un estrés elevado al acudir a las consultas, se sale de su rutina, es un cambio en su entorno y en sus hábitos estables. Del mismo modo, los pacientes con TEA tienen una sensibilidad superior y presentan alteraciones sensoriales que se pueden ver acrecentadas a la hora de acudir al médico. Todo ello, puede resultar muy abrumador para estos niños y adultos con TEA.

Con AMI-TEA, cuentan los responsables, se quiere hacer un trabajo coordinado con otras especialidades como la Oftalmología, Traumatología o Pediatría para que, por ejemplo, se reduzcan los tiempos de espera para estos pacientes, se adecúe la iluminación de las salas a sus sensibilidades o se adapte la cantidad de información que van a recibir. Otro de los servicios que ofrece el programa es el acompañamiento de los pacientes a las citas médicas de otras áreas, aconsejando a los profesionales que vayan a tratarles e indicándoles cuál es la aproximación más adecuada.

El programa AMI-TEA Getafe se sitúa en el marco del Plan Estratégico de Salud Mental 2022-2024 de la Consejería de Sanidad, implantado en el Hospital Universitario de Getafe tras el éxito en el Hospital General Gregorio Marañón. El verdadero triunfo de este programa, concluye el Dr. Meléndez, resultaría de su propia eliminación, es decir, que la implementación sea estructural y orgánica, de forma que el resto de los profesionales no lo necesiten y sea parte de su trabajo normal y diario. Y, por último, que el autismo tenga una mejor comprensión por parte del sector sanitario, pero también por todo el conjunto de la sociedad.

Organizar un banco de sangre en un país africano. El caso de Camerún

Este jueves 22 de febrero se ha celebrado la tercera jornada del XVII Ciclo de Talleres sobre Innovación en la Gestión organizados por el Hospital Universitario de Getafe (HUG) y la Fundación para la Investigación Biomédica del HUG.

El Dr. Cristian Escolano, Especialista en Hematología y Hemoterapia, ha impartido el taller que se ha centrado en la Cooperación Sanitaria: cómo se organiza un banco de sangre en un país africano. Trabajar con población diferente en un país con cultura diferente y ha relatado la campaña que se ha desarrollado junto a la ONG Idiwaka para la creación de un banco de sangre en Camerún.

La cooperación sanitaria, ha explicado el Dr. Escolano, es la ayuda voluntaria de un donante o de un país a una población de otro, con el objetivo de que este territorio experimente al finalizar una mejora en la salud pública. A la hora de llevar a cabo este proyecto, el organizador debe hacer un estudio exhaustivo del país al que se va a dirigir. Para ello, hay que entender cómo es la cultura, cómo son los ciudadanos, su sistema político y sus creencias.

Antes de crear el banco de sangre de Camerún

Camerún es una república presidencialista con una amplia variedad técnica y con un conflicto armado en el sur del país que lleva activo desde el año 2017, ha apuntado el Dr. Escolano. A pesar de que estos datos parezcan no tener una incidencia relevante a la hora de crear un banco de sangre, la coyuntura política, social y cultural del país afecta enormemente en este sentido.

El Dr. Escolano ha relatado que la atención sanitaria en Camerún vive una situación precaria, no hay Seguridad Social y, por tanto, el acceso a la sanidad no está al alcance de todos. En cuanto a las transfusiones de sangre, los ciudadanos apenas pueden costearlas en caso de necesidad, el precio a pagar suele ser más elevado que los salarios, y se practican de forma improvisada y poco segura. Además, las donaciones no son altruistas en la mayor parte de las situaciones y requieren de un familiar o de un pago a un desconocido.

No obstante, la necesidad anual es de 400.000 bolsas de sangre al año, mientras que lo que se obtienen son unas 90.000. La falta de medios también es determinante en Camerún y las creencias y falta de información se interponen a la hora de aceptar la utilidad de donar sangre. Por otro lado, las principales causas que llevan a rechazar a los donantes se relacionan con anemias, comorbilidades, embarazo y lactancia y no llegar al peso mínimo. Un 10,68% de las bolsas recogidas son destruidas por serologías positivas (37,53% por VHB y 27,5% por VIH).

Asentar un banco de sangre en Camerún

El proyecto se llevó a cabo en el Hospital Católico Notre Dame de la Santé de Batseng’la, un centro privado y gestionado por una congregación religiosa. La plantilla es reducida y los medios de los que dispone también lo son. Funciona con generadores de electricidad y paneles solares y tiene algunos laboratorios.

Con la nueva unidad de hemoterapia que se fundó en este hospital, se aplicaron una serie de protocolos para las donaciones de sangre en los que se especifican quiénes pueden donar, quiénes no. Aquellos que cumplan los criterios establecidos, deben rellenar un formulario de donante previo a la donación. Antes de las extracciones, los sanitarios responsables deben hacer una serología y, al finalizar, incluirles en un registro de donantes. Será, también, necesario etiquetar las bolsas con el tipo de componente, el grupo sanguíneo, el volumen, la fecha de recolección y de caducidad para organizar el banco y almacenar las reservas.

El Dr. Escolano hizo hincapié durante su ponencia acerca de la necesidad de informar, orientar y educar a la población local sobre las donaciones de sangre (altruistas). Por eso, se hizo una labor de promoción a través de charlas y medios de comunicación, así como, mediante la formación del profesional sanitario local, necesario para que asegurar la perduración en el tiempo del banco.

Una vez que la cooperación ha terminado y se regresa al país de origen, es imprescindible mantener el contacto con el hospital para poder solucionar cualquier problema lo antes posible y se afianza, así, la confianza en que el proyecto pueda continuar.

El Dr. José Ángel Lorente Balanza, Jefe del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Getafe, es nombrado Catedrático en el área de Medicina por la Universidad Europea

Desde la Fundación del Hospital Universitario de Getafe queremos dar nuestra más sincera enhorabuena al Dr. José Ángel Lorente Balanza por el trabajo y el esfuerzo invertidos que han tenido como resultado haber obtenido el máximo reconocimiento como docente e investigador.

El Dr. José Ángel Lorente Balanza, el Jefe de Servicio de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario de Getafe (HUG) y parte esencial de la Fundación para la Investigación Biomédica del HUG, ha recibido la medalla de Catedrático de Medicina Intensiva de la Universidad Europea de Madrid que celebró el pasado 30 de enero el acto de entrega de medallas a seis nuevos Catedráticos, diez Doctores y once Profesores Titulares en el área de Medicina, Salud y Deporte.

El Dr. Lorente, además de ser el Jefe de Servicio de Medicina Intensiva del HUG, es coordinador de la línea de investigación en Daño Pulmonar Agudo del Centro de investigación en red de enfermedades respiratorias (CIBERES) y está especializado en los pacientes grandes quemados realizando una importante labor en la Unidad de Quemados del HUG. Ahora, es uno de los dos Catedráticos que hay en España que ocupan la posición de Catedrático en Medicina Intensiva, un cargo casi único.

Una trayectoria remarcable ligada a los pacientes y a la investigación

El Dr. Lorente estudió la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Durante este periodo, empezó a sentir un gran interés por la fisiología, muy relacionada con la Medicina Intensiva. Posteriormente, realizó una larga estancia en Nueva York donde pudo explorar esta especialidad marcada por la alta intensidad de trabajo, de docencia y de asistencia.

En el Hospital Ramón y Cajal, realizó la residencia de cuidados intensivos, bajo la tutela del Dr. Landín, recuerda el Dr. Lorente. Compaginaba la residencia con la tesis que se basaba en un modelo animal de sepsis de ovejas que desembocó en varias publicaciones. Mientras terminaba la tesis, empezó a trabajar en el Hospital Universitario de Getafe, con el Dr. Estaban y el equipo de intensivistas de la UCI.

El Dr. Lorente, además de destacar por su labor clínica, lo hace por su inclinación hacia la investigación. En el Hospital de Getafe, decidió continuar con la línea que había desarrollado en el Ramón y Cajal y fundó un grupo de investigación traslacional con un modelo animal, inicialmente ovejas, más tarde, ratas, de sepsis inducida por bacteriemia. Finalmente, la investigación se dirigió al área pulmonar, incidiendo en el daño pulmonar inducido por el ventilador.

Gracias a esto, el grupo de investigación ha crecido y se mantiene, gracias al Dr. Esteban, el CIBER de Enfermedades Respiratorias y a la financiación pública.  Esta UCI, la del Hospital de Getafe, es una de las pocas de España que pertenece al grupo del CIBER de Enfermedades Respiratorias liderando la línea de daño pulmonar agudo.

Esta oportunidad ha permitido llevar la investigación a otro nivel, gracias al contacto con otros grupos que emplean abordajes diferentes y que están conformados por diversos profesionales como físicos o biólogos, entre otros. Asimismo, han podido aplicar nuevas metodologías. Una de las líneas de investigación recientes del Dr. Lorente y su grupo ha conducido a la publicación de varios estudios sobre la espectroscopía de resonancia magnética, una técnica metabolómica que permite identificar biomarcadores de diferentes enfermedades. Han aplicado esta técnica al diagnóstico del síndrome de distrés respiratorio agudo de diferentes causas, viral o bacteriana.

Por otro lado, colabora con la Universidad Carlos III, con el Grado en Ingeniería Biomédica, del cual es profesor asociado de fisiología. De este modo, tiene alumnos que hacen el Trabajo de Fin de Grado con el grupo de investigación. Así, explica el Jefe de Medicina Intensiva, los alumnos llevan a cabo un trabajo que tiene una proyección a futuro, con su publicación y con la posibilidad de proseguir con la investigación. Uno de estos trabajos se centra en marcadores moleculares de COVID en muestras de pacientes del Hospital. Los otros tres, emplean inteligencia artificial para el análisis de radiografías de tórax en enfermos con COVID y en el escáner de cabeza de enfermos con hemorragia cerebral, con hemorragia subaracnoidea.

El Dr. Lorente ha experimentado su propio crecimiento personal, primero, como profesor asociado y, luego, cuando se ofertó la plaza de catedrático, como Catedrático en Medicina Intensiva. Además de la ilusión por haber recibido esta medalla y del honor por obtener un reconocimiento a su trabajo, esfuerzo y constancia, para el Dr. Lorente este hecho representa un avance para la UCI. Puede trasladar a otros el interés en la carrera académica y desea que el interés por la Medicina Intensiva se extienda a otros médicos que pueden recibir su motivación por la carrera académica.

Para el Dr. Lorente, la investigación es imprescindible y básica para mejorar la calidad asistencial de los pacientes y que el trabajo de los profesionales sanitarios siga progresando. Para la Fundación para la Investigación Biomédica, contar con profesionales tan competentes es motivo de orgullo y, por ello, repetimos nuestra enhorabuena al Dr. Lorente por su medalla de Catedrático en Medicina Intensiva.

Dra. Beatriz Cuenca: «Si tu tienes una infección asintomática que en el 80% de los casos se cronifica, si no la buscas, no la vas a encontrar nunca»

El pasado jueves 15 de febrero se celebró la segunda jornada del XVII Ciclo de Talleres sobre Innovación en la Gestión, organizados por el Hospital Universitario de Getafe y la Fundación para la Investigación Biomédica.

En esta ocasión, la Dra. Beatriz Cuenca, Jefa del Servicio de Medicina Digestiva fue la encargada de impartir esta charla centrada en  la Hepatitis C: la desaparición de una enfermedad gracias a una medicación eficaz y la importancia de los avances farmacéuticos en su curación

Dra. Beatriz Cuenca, Jefa del Servicio de Medicina Digestiva del HUG

La Dra. Cuenca es especialista en gatroenterología y superespecialista en patología hepática. Estudió Medicina y Cirugía en la Universidad Complutense de Madrid. Durante su doctorado, se centró en el campo de la cirrosis hepática. Desde hace nueve años, es Jefa del Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Universitario de Getafe. También, es profesora de la Universidad Europea de Madrid. Tiene más de 150 comunicaciones publicaciones y más de 100 trabajos, así como un libro de ecografía.

PREGUNTA: ¿Cómo es el virus C?

RESPUESTA: El virus de la Hepatitis C es descubierto en 1989 por dos científicos Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice que ganaron el premio Nobel de Medicina. Antes de que esto ocurriera, al virus C se referían como NoA-NoB, es decir, no era el Virus de la Hepatitis A ni el de la B.

Las hepatitis crónicas son las del Virus B, Delta y C. En el caso de la del Virus B, en adultos, se cura sin necesidad de medicación en el 95% de los casos. El virus Delta es deficitario, no tiene una cápsula que lo rodee y necesita al virus B para replicarse. En cambio, en el 70% u 80% de los pacientes con una infección aguda por virus C, este se cronifica. El problema de este virus es que son asintomáticos en la mayoría de los casos. Si tu tienes una infección asintomática que en el 80% de los casos se cronifica, si no la buscas, no la vas a encontrar nunca.

Cuando se cronifica no se cura. Al cronificarse puede evolucionar y desarrollarse. Los hepatocitos se van rompiendo y el organismo intenta reponerlos. Si la respuesta inmunitaria es buena, se produce la curación de la hepatitis crónica. Si es una respuesta no suficiente, los hepatocitos rotos son demasiados, se forman cicatrices y el hígado se va endureciendo hasta producir cirrosis.

El problema de la cirrosis es que con los años puede descompensarse. Aparece en el 20% de los casos de infección por virus C, sin que haya otro factor agravante como el alcohol, el virus B, el VIH, etc. ¿Cuándo se puede producir la descompensación? A los cinco años de tener cirrosis puede aparecer y es el factor de riesgo del cáncer hepatocelular.

El virus C no solamente afecta al hígado, sino que puede afectar a otros órganos y producir otras enfermedades como nefritis, crioglobulinemia e, incluso, puede estar asociado a una mala progresión de la diabetes. Al curar el virus C, el resto de esas patologías mejoran.

P: ¿Cómo han evolucionado los tratamientos del VHC a lo largo del tiempo? ¿Están permitiendo los tratamientos antivirales de acción directa acabar, prácticamente, con el virus o su contagio?

R: El Virus C ha sido una de las cosas que ha revolucionado todo. Cuando se empezó a tratar este virus, se hacía con interferón, más tarde, con interferón pegilado y la ribavirina, que eran un poquito más efectivos. Estos tratamientos eran más o menos de un año, pero tenían unos efectos secundarios horribles. De hecho, el 20% de los pacientes no conseguían finalizar el tratamiento y lo dejaban por el gran malestar que provocaban, cansancio, fiebre, anemia, dolores articulares y musculares y alopecia, entre otros. Además, el Virus C está asociado con problemas psiquiátricos. Los psicológicos que surgen del rechazo que sufre la persona contagiada por el resto de su entorno y, también, se ha visto puede influir en ciertas parcelas psiquiátricas. Por este motivo, este tratamiento no se podía recetar a pacientes con intentos de suicidio u otros casos similares, a no ser que un psiquiatra diese el visto bueno. Había un deterioro en el paciente un deterioro físico y mental.

En 1998 se empieza a trabajar con el interferón pegilado y la ribavirina. En 2011, surge la asociación de interferón y ribavirina con antivirales de acción directa. Los efectos secundarios seguían siendo horribles, y los efectos hematológicos también lo eran. A los pacientes les producían anemias y unas plaquetopenias muy graves. Entonces, se vio que había que evolución. Esto ocurre en el 2014 con la primera generación de antivirales de acción directa, con el sofosbuvir. Fue una innovación tremenda en el tratamiento del Virus C. Cada antiviral era mejor en cuanto que eran por vía oral, mejor en cuanto a la duración, que se acortaba y mejor en cuanto a la curación.

Entonces llega el año 2017 y fue mágico, porque surgen los antivirales de acción directa pangenómicos, lo que significa que no hay que añadirles ribavirina. Además, eran muy simples, era una toma diaria por vía oral y por un periodo de 8 a 12 semanas y con unos resultados del 90% de curación. Los efectos secundarios eran mínimos.

P: ¿Cómo se detectan los contagios de VHC? ¿Qué estrategia de cribado se aplica en España?

R: Para la eliminación del virus C se empieza a hacer un trabajo conjunto de la sociedad de hepatología, con la atención primaria y con el Ministerio de Sanidad. Se sabe que en España queda un número de pacientes que no se están tratando, bien porque algunas regiones no tienen dinero para tratarlo, porque no funciona bien la atención primaria, porque es difícil que estos pacientes acudan a consulta, bien porque están en la calle, bien porque son drogadictos. También, están aquellos pacientes que son asintomáticos que no ha sido diagnosticado porque nunca se les ha hecho una prueba antivirus C. Podemos encontrar, además, pacientes que se han quedado el sistema como positivos pero que no han sido tratados y aquellos que, aunque pertenecen a grupos de riesgo no han sido diagnosticados.

Se empieza a trabajar en la microeliminación o cribado. Hay varios tipos: cribado universal, etario y oportunista. El universal se haría a todas las personas que pasan por consulta, el etario, por grupos de edad, y el oportunista, por grupos de riesgo. En España, se hace este último tipo de cribado. Es una cuestión monetaria.  

P: ¿Cuáles son los grupos de riesgo a lo que más afecta el VHC?

R: El VHC se transmite por vía parenteral, por lo que las personas que tienen más riesgo de contagiarse son los adictos, los drogadictos, que consumen droga por vía intravenosa, pero, también, por vía nasal porque el papel puede estar infectado, porque se produce sangre en los cornetes, etc. Las prisiones son un foco muy grande del VHC debido a que en ellas se mueve mucha droga y por las prácticas sexuales de riesgo, como el sexo anal, sin protección. Estos últimos, en general, son los hombres homosexuales, que mantienen este tipo de relaciones sexuales sin protección y con múltiples personas, y por lo tanto forman parte de la población de riesgo. Hay que recordar que el VHC no se transmite por otro tipo de secreciones como la saliva o el semen, solo es por la sangre. Además, pacientes que hayan sido diagnosticados con VHI deben ser testados para el VHC. Por otro lado, el personal sanitario también puede estar expuesto al VHC, especialmente en los laboratorios donde tienen riesgo de pincharse.

Antes de la 1989, la causa más frecuente de contagio del VHC eran las transfusiones de sangre. Las donaciones no eran altruistas, sino que la sangre podía venderse y aquellas personas que necesitaban dinero lo hacían a menudo y siempre había riesgo de contagio.

Otro foco de riesgo, aunque ahora ya hay medidas sanitarias estrictas, se generaba a la hora de hacerte un piercing o tatuaje. No había precauciones con las agujas y se usaba la misma tinta para varias personas. Ahora esto está controlado.

La incidencia de niños que al nacer de madres contagiadas presentan el virus es muy baja. Suele ocurrir cuando estas tienen unas cargas virales muy altas, VIH o sufren partos traumáticos.

P: ¿Ves plausible el Objetivo establecido por la OMS de acabar con el VHC para el año 2030? Es decir, que la enfermedad se vuelva residual, sin apenas nuevos casos.

R: Cuando aparecieron los antivirales de acción directa sin interferón en el año 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) vio que se podía trabajar sobre esta enfermedad y hacerla desaparecer. Entonces, pone el año 2023 como fecha en todos los países para la eliminación del virus C. El 90% de los pacientes se cura, es algo cercano al 100%. En cuanto a la eliminación, depende de los recursos de cada país. Si no hay medios ni dinero para que se tomen medidas de diagnóstico y tratamiento, algunos países no podrán completar el objetivo de la OMS.

P: ¿Por qué no ha sido posible desarrollar una vacuna?

R: Los virus pueden ser ARN o ADN. El virus C es un virus ARN y, a la hora de replicarse, va colocando los aminoácidos en la misma posición, uno a uno. El VHC tiene mucha capacidad de hacer mutaciones, es decir, pequeños cambios en estos aminoácidos que conforman el virus y que condicionan los genotipos distintos, que hacen que los pacientes reaccionen peor. Cuando esos cambios son muy pequeños, se denominan cuasiespecies y, otras veces, esos cambios en el aminoácido son fijos. Entonces la vacuna “se hace un lío” porque no sabe como reaccionar. Por eso, para el VHC no han conseguido encontrar ninguna vacuna efectiva. Por suerte, tiene un tratamiento que hace que no tengas la enfermedad y que te cura en casi el 100% de los casos.

El Tour del Plasma llega al Hospital Universitario de Getafe

Entre los días 13 y 16 de febrero ha llegado al Hospital Universitario de Getafe el Tour del Plasma organizado por el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid con el objetivo de fomentar las donaciones. Este ciclo comenzó en marzo de 2023 y recorre otros cinco hospitales, además del de Getafe: el Hospital de Henares, Fundación Alcorcón, el 12 de Octubre, el Infanta Sofía y la Fundación Jiménez Díaz. El principal objetivo es dar visibilidad a las donaciones de plasma y de fidelizar a los donantes.

Yolanda y Chelo son las enfermeras encargadas de las donaciones en el HUG. Explican que el plasma tiene gran importancia en dos cuestiones diferentes. En primer lugar, se emplea para realizar transfusiones a pacientes que lo necesiten y, en segundo lugar, la proteína albúmina que se obtiene del plasma y es necesaria para la elaboración de medicamentos de origen humano.

Yolanda y Chelo, las enfermeras encargadas el Tour del Plasma en el Hospital Universitario de Getafe junto a las máquinas de aféresis

Las transfusiones de plasma cuentan las enfermeras, son necesarias para pacientes quemados y grandes quemados. También, son útiles para enfermos hepáticos, personas con edema, con hinchazones, que tengan gastritis, con ascitis, en general, que tengan un exceso de líquido en su cuerpo. El plasma se emplea cuando se han producido sangrados masivos y hay un gran tráfico de plaquetas, glóbulos rojos que necesitan plasma, porque es donde se encuentran disueltos.

Esta aplicación clínica está bastante cubierta, comentan, el plasma, además, se puede conservar hasta tres años. No obstante, existe un déficit en la cantidad de reservas para su aplicación en la elaboración de medicamentos de origen humano. Esta situación se vio agravada durante la pandemia. La mayor parte del plasma que recibían España y Europa procedía de Estados Unidos, donde los donantes de plasma reciben una compensación económica para hacerlo. Con el confinamiento, apenas había donantes y el poco plasma que se obtenía se quedaba en Estados Unidos. Ante esta situación la Unión Europea inició una actividad conjunta con los países miembros para impulsar las donaciones de plasma, relatan las enfermeras. Para elaborar estos medicamentos de origen humano, es necesaria una proteína, albúmina, que solo se obtiene del plasma de los humanos y que es importante por sus factores de coagulación para enfermos hemofílicos, por ejemplo. Por otro lado, hay diversas enfermedades inmunodeficientes que necesitan inmunoglobulinas para acabar con ellas. La importancia del plasma en este sentido reside en que estos medicamentos no se obtienen de otras fuentes, su único origen posible por el momento es el humano.

El plasma de la izquierda se encuentra en perfecto estado, mientras que el de la derecha tiene más grasa, aún así, es útil.

La máquina de aféresis en la encargada de extraer el plasma de la sangre. Cuando las enfermeras pinchan a los donantes, la sangre pasa por una serie de conductos hasta que llega a un filtro que impide que pasen los hematíes, mientras que el líquido, el plasma, se recoge en una bolsa. La sangre va llenando un tanque y, una vez que alcanza un nivel determinado, la sangre el sistema hace que la sangre vuelva al cuerpo por la misma aguja, por lo que los pacientes no la pierden. Este proceso, llamado ciclo, puede repetirse entre unas cinco y ocho veces, las que sean necesarias para llenar la bolsa de donación.

Donar plasma tiene las mismas condiciones que las donaciones de sangre: tener entre 18 y 65 años, encontrarse bien de salud y no estar en ayunas, hay que acudir con ingesta y líquido, sobre todo. El Tour del Plasma volverá al Hospital Universitario de Getafe entre los días 2 y 5 de abril.