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Claves para envejecer mejor

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La XLIV edición de los Cursos de la Granda ha contado con la participación del grupo de investigación Envejecimiento y Fragilidad de la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Universitario de Getafe (FIBHUG).

Con el título “Envejecimiento y Nutrición” nuestros expertos aportaban algunas claves para obtener, a través de lo que comemos y en general de nuestro estilo de vida, un envejecimiento saludable.

No podemos evitar el paso del tiempo, pero sí podemos mitigar los efectos de este tiene sobre nuestro cuerpo.

Dirigido por el Prof. Leocadio Rodriguez Mañas, el grupo de investigación de Getafe estudia, con especial interés, la fragilidad. Un síndrome clínico-biológico caracterizado por una disminución de las reservas fisiológicas del adulto mayor a consecuencia del acumulativo desgaste de los sistemas fisiológicos, causante de efectos adversos tales como caídas, discapacidad, hospitalización, institucionalización, o muerte.

En esta ocasión, entrevistamos a la Dra. Olga Laosa Zafra ―ponente en el curso, farmacóloga clínica e investigadora de la FIBHUG―, que nos ayudará a comprender cómo podemos influir, desde ya, en nuestra forma de envejecer.

– Díganos Dra. Laosa, podemos elegir cómo envejecer. ¿Podemos influir en eso?

El envejecimiento es inevitable. Todos envejecemos (la alternativa no es muy tentadora). El envejecimiento conlleva una serie de cambios y está asociado a multitud de comorbilidades que son mucho más prevalentes en esta población. Además, el envejecimiento se acompaña de una pérdida en la reserva fisiológica, conocida como capacidad intrínseca.

Si conseguimos llegar con suficiente reserva fisiológica y frenamos la pérdida de esta, o incluso recuperamos la ya perdida, podemos mejorar la forma de envejecer. No existe una fórmula mágica, pero se sabe que intervenciones basadas en actividad física y nutrición adecuada pueden hacer esta función.

– ¿Nunca es tarde para empezar a cuidarse?

Siempre se puede hacer algo, pero a veces sí que llegamos tarde. Se sabe que, a diferencia de la fragilidad (un síndrome biológico asociado al envejecimiento en el que se reduce la reserva fisiológica y se incrementa la sensibilidad a ciertas situaciones de estrés, como puede ser un ingreso, una caída…), que es potencialmente reversible con intervenciones como las indicadas previamente, cuando se instaura la discapacidad, esta ya es prácticamente imposible de revertir.

Por eso, cuanto antes diagnostiquemos y tratemos a la persona en riesgo de discapacidad, es decir, diagnosticar y tratar la prefragilidad y la fragilidad, obtendremos mejores resultados en salud y bienestar.

– ¿Qué diría que es envejecer de forma exitosa?

Yo diría mejor de forma saludable. Envejecer de forma saludable conlleva envejecer haciendo lo que a cada uno le gusta hacer, es decir, con calidad de vida. Si a mi me gusta caminar por el campo, tendría que poder seguir caminando por el campo, porque es lo que me dará calidad de vida, y si lo que me gusta es poder jugar con mis nietos en el parque, poder hacerlo sería tener calidad de vida.

– El curso se titulaba “Envejecimiento y Nutrición”. ¿Cómo podemos obtener un envejecimiento saludable a través de lo que comemos?

La alimentación es un pilar fundamental a la hora de envejecer de forma saludable, pero no solo envejecer, sino vivir de forma saludable a cualquier edad. Pero se debe acompañar de una actividad física adecuada que es lo que completa los hábitos saludables.

Por poner un ejemplo sencillo, si comemos suficiente cantidad de proteínas, la actividad física hará que nuestro musculo funcione mejor y no solo eso, sino que se desarrolle más musculo. Por eso, una cosa complementa a la otra.

– ¿Podemos revertir un estado de fragilidad con la alimentación y el ejercicio físico?

Como mencionaba antes, la fragilidad se diferencia de la discapacidad fundamentalmente en que es potencialmente reversible con intervenciones sobre todo basadas en actividad física y alimentación, así que la respuesta es “sí”.

Hay numerosos estudios que así lo confirman, entre ellos, dado que es uno de los nuestros, el MIDFRAIL. En MIDFRAIL hemos visto que en sujetos ancianos frágiles y prefrágiles, diagnosticados de diabetes tipo 2, un programa de intervención multimodal compuesta de actividad física sobre todo de resistencia de miembros inferiores, y un programa de educación y nutrición, puede mejorar la función física medida a través del test SPPB (datos ya publicados) y mejora el estado de fragilidad llegando incluso a revertirlo (datos pendientes de publicación). Aunque este ensayo clínico se realizó en sujetos diabéticos, también existe evidencia en población general, como es el caso del proyecto SPRINTT.

Esto en cuanto a ensayos clínicos, pero en el estudio de cohortes ETES (Estudio de Toledo de Envejecimiento Saludable) se ha evidenciado que el riesgo de malnutrición se asocia con el desarrollo de fragilidad, y la malnutrición se asocia con la mortalidad.

– ¿Qué patologías son más frecuentes en el adulto mayor y cómo diría que las podemos evitar o mitigar de jóvenes?

Las patologías crónicas como la DM, la HTA, y toda la enfermedad cardiovascular (ECV) son mucho más frecuentes en adultos mayores. Pero no solo esto, el cáncer también es mas frecuente en esta población, y la patología neurológica, tanto el ICTUS como cualquier tipo de demencia.

Se sabe que existen zonas del mundo en las que la gente es más longeva y, además, las patologías tales como la ECV, la demencia y el cáncer son menos prevalentes. Estas zonas llamadas “Blue Zones”, referenciadas hace años por la revista National Geographic, tenían características particulares, pero también algunos puntos en común que, básicamente, tienen que ver con: hábitos saludables, como una dieta basada en el semivegetarismo; actividad física constante; familia y entorno social adecuados; actitud positiva y propósito de vida; ausencia de hábitos tóxicos, fundamentalmente el tabaco.

Por tanto, en el proceso de envejecimiento hay factores que no son modificables, como la edad, pero otros que son modificables y se pueden atenuar o incluso eliminar, como pueden ser algunas enfermedades. Los hábitos saludables ayudan a mantener la calidad de vida durante el envejecimiento.

– ¿Cambian nuestras necesidades nutricionales a lo largo de la vida?

Si, claramente. Los adultos mayores necesitan mayor aporte proteico para evitar la pérdida de masa muscular, y aun mayor en situaciones de enfermedad aguda o fragilidad.

La distribución de los nutrientes debe seguir las recomendaciones de nutrición equilibradas, incrementando el aporte proteico, que no debería ser inferior a 1-1,2 mg(kg de peso/día. La energía debe proceder fundamentalmente de los hidratos de carbono, y la cantidad de lípidos debe permanecer también estable, suponiendo la tercera parte de la energía aportada.

El envejecimiento conlleva una serie de cambios fisiológicos y, en muchas ocasiones unos cambios fisiopatológicos, además de unos cambios sociales. En cuanto a los cambios fisiológicos, se produce una alteración en el metabolismo, de forma que hay un descenso en la síntesis de proteínas y un aumento en su degradación. Por eso, y dado que las proteínas son esenciales tanto para la formación como para la función del musculo, se necesita un mayor aporte externo de proteínas. Así mismo, se produce un aumento de la grasa corporal y se altera la capacidad de metabolizar la glucosa. También se producen cambios en el tubo digestivo, como menor cantidad de ácido gástrico, alteración en la absorción de nutrientes… y una alteración en el gusto y en el olfato, por lo que se altera el apetito. Además, necesitan mayor aporte de fibra puesto que es muy frecuente el estreñimiento en esta población dado que disminuye la motilidad intestinal. En las personas mayores que viven solas, se produce un riesgo alto de malnutrición por el hecho de cocinar para uno mismo y comer solo. Esto es en líneas generales, ya que hay que individualizar dependiendo de las patologías, los gustos, y las costumbres de cada persona.

– Como farmacóloga, ¿se sitúa a favor o en contra de los complementos alimenticios?

Pues mi opinión es que cuando se necesitan, se utilicen. No de forma generalizada, sino dependiendo de cada caso. Es probable que muchos adultos mayores no lleguen a los requerimientos recomendados sobre todo de proteínas, por lo que no estimulan la síntesis de más proteínas, lo que implica pérdida de masa y función muscular. En estos casos, los suplementos, cuando están indicados, sí han demostrado mejorar la calidad de vida y ser coste-efectivos. La población anciana es muy heterogénea, por lo que generalizar no es lo más adecuado.

El problema es que, para estudiar cada caso, se necesitaría “hilar muy fino” y no tenemos herramientas accesibles y fáciles de usar que sean tan finas, tan discriminativas. En clínica se utilizan medidas de calidad de la alimentación y de detección de malnutrición muy aproximadas.

Por otro lado, mi consejo es evitar los alimentos enriquecidos por ejemplo con calcio porque la cantidad de suplemento es claramente insuficiente y el precio es muy elevado.

– Por nuestra forma de vida. ¿Cree usted que la edad media de vida de una persona seguirá incrementándose en los próximos años o, por el contrario, estamos muy próximos al límite de lo posible?

A día de hoy, con los conocimientos actuales, la esperanza de vida está ya muy cercana al límite. De hecho, en los últimos 100 años hemo incrementado la esperanza de vida en más de 50 años. Esto lo podemos ver como un éxito de la medicina y de la sociedad, pero también supone un reto tanto económico como social. Es posible que esta esperanza de vida se incremente en las próximas décadas, y así se prevé, pero ya en mucha menor medida. Lo que realmente importa es cómo vamos a vivir esos años, y ahí es donde tenemos que poner el foco de atención.

– Ustedes manejan investigaciones multicéntricas que les han permitido conocer de primera mano la situación del adulto mayor en otros países. ¿Qué nos puede decir de esto? ¿Qué hacen mejor y qué hacen peor que aquí en España?

Nosotros hemos trabajado en nuestros estudios con numerosos países, sobre todo con Latinoamérica y Europa. En estos países, aunque existen numerosas diferencias entre ellos, probablemente debidas a diferencias culturales y sociales, cada vez está más extendida la idea de poner el foco de atención en la función y la calidad de vida de los adultos mayores.

En Latinoamérica la visibilidad de los geriatras dentro de la sanidad es bastante más elevada que en otros países, incluido España, donde existen muchas comunidades autónomas donde no hay, o hay muy pocos geriatras. En Latinoamérica, además, las políticas de atención sociosanitaria promovidas con la ayuda de la PAHO (Panamerican Health Organization) están ayudando a cambiar la perspectiva en el tratamiento de las personas mayores.

– En sus investigaciones están utilizando la tecnología para dotar al anciano de herramientas que pueda emplear en la mejora de su calidad de vida. Pautas de ejercicio, nutrición, etcétera. ¿Cómo se manejan los adultos mayores con las aplicaciones informáticas y los dispositivos móviles que les prestan?

Es importante que la investigación esté centrada en la necesidad y no en la tecnología. Esto quiere decir que el objetivo es que la tecnología ayude a una necesidad determinada. Para esto, es importante que, en el caso de los adultos mayores, la tecnología sea fácilmente usable por las personas que van a utilizarla. En este sentido, cuando en nuestro grupo se comienza a investigar con algún dispositivo, desde el inicio se tiene en cuenta la opinión de los usuarios finales, atendiendo a sus necesidades y sus requerimientos. Habitualmente, se usan dispositivos intuitivos, con “interfaces” muy sencillas de usar. La mayoría de los usuarios se manejan estupendamente, y además les gusta usarlo.

– Como sociedad. ¿Qué podemos hacer para mejorar el envejecimiento de nuestros adultos mayores?

Debemos ver el envejecimiento como un reto y no como una carga. Facilitar la vida activa de los adultos mayores, investigar en envejecimiento activo y saludable, y promover la participación de los adultos mayores en investigación, son algunas de las cosas que podemos hacer como sociedad.

La Dra. Olga Laosa en la XLIV edición de los Cursos de la Granda.
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