El pasado 17 de Julio, la doctora Purificación Holguín, Jefa del servicio de cirugía plástica y reparadora del Hospital Universitario de Getafe (HUG), fue entrevistada en el matinal de EsRadio de Federico Jiménez Losantos, junto al colaborador habitual del programa, el Dr. Enrique de la Morena. Ambos destacaron la labor de este tipo de unidades y tratamientos, así como el currículum de la doctora Holguín, recientemente incluida en la lista Forbes de los 100 mejores médicos de España, por su labor de referencia en la Unidad de Grandes Quemados del HUG.
En la sección del programa, “¿Qué me pasa, Doctor?”, la Dra. Holguín recordó sus comienzos (en 1988 empezó a trabajar en la Unidad de Quemados de la Cruz Roja, que sería trasladada años después al Hospital de Getafe), además de explicar cómo es, a grandes rasgos, su trabajo en el hospital Universitario de Getafe, centro de referencia de grandes quemados de la Comunidad de Madrid.
“Una Unidad de quemados se diferencia de otras unidades médicas en que en ella trabajan muchas personas de especialidades distintas. Nosotros nos encargamos de la parte más plástica, de las quemaduras, pero un quemado requiere de recursos que el cirujano plástico, por sí sólo, no posee”. Por ello, la Dra. explicó que en dicha unidad también trabajan médicos de todo tipo, desde intensivistas (puesto que muchos pacientes necesitan cuidados intensivos), fisioterapeutas, psiquiatras y psicólogos, imprescindibles todos ellos para tratar unas dolencias tan traumáticas como pueden ser las de un gran quemado. De hecho, y a diferencia de otros servicios, en la Unidad de Grandes Quemados pasan visita varios médicos juntos, para afrontar de la mejor manera posible cada caso y en todos los frentes.
Profundidad y extensión
En lo referente a la categorización de las quemaduras, la Dra. Holguín quiso matizar los distintos parámetros que se usan para ello: por un lado, la extensión de la quemadura, y por otro, la profundidad.
“Hablamos de grandes quemados cuando se supera el 20% de la superficie corporal. Con eso, aunque no haya que realizar trasplantes, ya se consideraría al paciente como grave, porque una quemadura así, por superficial que sea, produce consecuencias en el organismo que amenazan la vida del paciente, pues pueden provocar fallos multiorgánicos muy graves”.
El otro aspecto importante es de la profundidad. Las quemaduras de grado 1 son aquellas en la que se quema sólo la epidermis, una capa de la piel que tiene la facultad de regenerarse por sí sola una vez al mes. ¿Cómo se curan este tipo de quemaduras? Esperando. No obstante, tal y como explicó Holguín, que estás quemaduras sean las menos graves no implica que no sean dolorosas. Muy al contrario, pueden ser las que más lo hagan, puesto que en este tipo de heridas las terminaciones nerviosas quedan al descubierto.
Las siguientes en gravedad serían las quemaduras de grado 2, que afectan a una capa más profunda de la piel, la dermis. Existen 2 subcategorías: 2a y 2b. Las quemaduras 2a, son aquellas en las que se ve afectada la capa de la dermis más superficial. Este tipo de quemaduras también se pueden curar por sí solas, aunque tardarán algo más que las de grado 1.
No es igual en el caso de las de grado 2b, pues en éstas se ha quemado ya la parte más profunda de la dermis y, aunque podrían curar por sí solas, requerirían de muchísimo tiempo y dejarían cicatriz. En estos casos ya es necesaria la cirugía, “que consiste en limpiar la herida, retirar la piel quemada, el tejido muerto, y luego proceder a colocar los injertos de piel del propio paciente. Ése sería el standard de la cirugía en nuestro campo”. Para los injertos de piel puede emplearse tanto piel del propio paciente (para que no haya rechazo), como piel de donantes u otros productos sintéticos que facilitan la labor médica. En los dos primeros casos, lo que se hace es expandir dichos tejidos para cubrir el mayor área posible y así conseguir que se regenere la piel por sí misma.
Por su parte, las quemaduras de grado 3 serían las siguientes en gravedad y serían aquellas en las que la quemadura ha afectado por completo tanto a la epidermis como a la dermis. Sin embargo, el grado más profundo, y por lo tanto más grave, son las quemaduras de grado 4, que afectan a músculos y a los huesos. “Son quemaduras muy, muy severas, a menudo provocadas por electricidad y alto voltaje…y pueden acabar en amputaciones. Son tan graves que la amputación es una medida necesaria y urgente en muchos casos, pues son heridas que provocan reacciones peligrosas en el cuerpo rápidamente, por ejemplo, un fracaso renal”.
Precauciones y mitos
Durante la entrevista también se hizo referencia no sólo al aspecto físico del tratamiento, sino también al psicológico, ya sea del propio paciente como de sus familiares y amigos. Las quemaduras son lesiones sumamente traumáticas que afectan a todos los niveles, ya sea por el dolor que sufren los afectados, como por las secuelas, cicatrices, traumas, etc, que pueden conllevar. Por todo ello, la Dra. Holguín quiso recordar la importancia de ese tipo de trabajo “conjunto” entre todas las especialidades, necesario para llevar diagnóstico y recuperación a buen puerto.
Otro aspecto que no podía faltar, máxime en esta época estival, es el de las quemaduras solares. Sus tratamientos y los mitos en torno a las mismas. No son pocos los que, a pesar de que creen estar cuidando bien su piel, no lo hacen. Por ejemplo, en lo referente a las cremas solares: si nos echamos crema, pero después nos pasamos 2 o 3 horas al sol (algo que tampoco es del todo recomendable), es necesario volver a echar crema para evitar quemarnos. Y tampoco hacer caso de “remedios estrella” como ponerse vinagre o, aún peor, pasta de dientes: “No, por favor…eso tiene flúor y otros componentes que pueden agravar la quemadura. En los casos de quemaduras caseras, por ejemplo una gota de aceite hirviendo, la recomendación es agua fría, para enfriar el aceite rápidamente y frenar la quemadura. Ahora bien, en el caso de quemaduras más grandes no se puede echar agua, porque el paciente habrá perdido la barrera que le protege de la temperatura, lo que puede provocarle una hipotermia de la que luego sea muy difícil sacarle. En esos casos, lo aconsejable es limpiar, tapar y nada más”.
En España, donde por suerte gozamos de una buena cobertura sanitaria y se tarda relativamente poco en llegar a un hospital, lo mejor sería envolver la herida con paños limpios y procurar que el paciente no pierda temperatura hasta llegar al hospital (no necesariamente en un centro de referencia como el del HUG, pues cualquier cirujano plástico podrá valorar debidamente la gravedad de la lesión), donde se seguirá el tratamiento más adecuado que, en ocasiones, “puede ser necesaria la sedación, puesto que es posible que las curas molesten”.