Día Internacional de la Mujer

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La Fundación para la Investigación Biomédica se suma a la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, destacando la labor de las mujeres que trabajan e investigan en ella y poniendo en valor su trabajo y sus capacidades.

El 8M, breve historia

El día 8 de marzo resalta en el calendario desde hace más de 100 años como una fecha para celebrar los derechos conseguidos por las mujeres. Tras la Revolución Industrial a finales del siglo XIX, en un contexto de transformación económica y del trabajo, las mujeres se encuentran con una situación de explotación en el entorno laboral sin ninguna ley que las protegiese. Con una huelga de trabajadoras del textil, garment workers, en Nueva York el 8 de marzo de 1857 que concluyó con 120 mujeres asesinadas a manos de la policía, se podría decir que empezó toda la lucha de las mujeres por sus derechos y por mejorar su situación. En España, desde 1936 se conmemoraba, pero de forma discreta, y en 1978 se convocó la primera manifestación autorizada por el Día de la Mujer, celebrado por la Naciones Unidas desde 1975.

Desigualdad en los estudios y en las carreras de investigación

Ya lo contábamos en el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Las científicas, según los datos de 2018 del Informe sobre Ciencia de la UNESCO suponían en todo el mundo tan solo el 33% del personal de investigación con una reducción en la representación a medida que se avanzaba en la carrera investigadora mientras que la de los hombres crecía. Un fenómeno que recordamos se conoce como la “tubería que gotea”, producido por factores como la “inestabilidad, dedicación, movilidad, competitividad y dificultades para acceder a financiación” recogidos en el informe sobre la Situación de las Jóvenes Investigadoras en España. Además, los roles de género sometían sus profesiones y trabajos STEM y el papel impuesto histórica y socialmente de cuidadoras, tanto de hijos como de mayores a su cargo, limita la progresión y el crecimiento de sus carreras.

Del mismo modo, esta situación es aún más alarmante cuando observas que las mujeres tienen una representación mayor que los hombres en las carreras universitarias excepto en la de Ingeniería y Arquitectura. En la rama de Ciencias de la Salud, en el curso 2021-2022, eran el 71,8% del total de matriculados y, en Ciencias, eran más un poco más de la mitad de los alumnos, un 60,6%.

Las científicas también se ven discriminadas por razones de sexo y experimentan en sus entornos laborales acoso sexual. Este acoso sexista puede ser por razón de sexo, por atención sexual no deseada y por coacción sexual. Estos son comportamientos que independiente de si se hacen en función del sexo de la persona o son de naturaleza sexual, el objetivo último es atentar contra la dignidad de la víctima ahogándola en un entorno intimidatorio, degradante y ofensivo.

Las mujeres científicas tienen experiencias laborales más negativas que sus compañeros varones, según el Estudio sobre la situación de las jóvenes investigadoras en España. Sufren discriminación de género, la derogación de este y sexismo. Además, el acoso sexual está a la orden del día en la ciencia, medicina, ingeniería y tecnología, con el mayor en aquellas mujeres que están racializadas y que pertenecen a colectivos LGTBI. De acuerdo con una encuesta realizada por la Unión Europea, las mujeres sufren en mayores ocasiones acoso sexual verbal e insinuaciones sexuales amenazantes.

¿Cómo podemos dejar de favorecer entornos laborales hostiles para las mujeres? El clima organizacional es un factor importante que puede favorecer y, por tanto, acabar con el acoso sexual y por razón de sexo. Por ejemplo, se puede luchar por la paridad en las plantillas, dejando de lado las que están masculinizadas, pues se crea un ambiente más cómodo para ellas y con personal igualmente competente y cualificado. También, imponer una política de tolerancia cero al acoso o humillaciones que no inviten a actuar ni protejan a los acosadores.

Sesgos de género en Medicina

En el año 1991, The New England Journal of Medicine publicó un artículo en el que se señalaba una diferencia notable en el número de angiografías coronarias que se realizaban a los pacientes masculinos que, a las mujeres, siendo más elevado el de los primeros que el de las segundas. A partir de ese momento, empezó a popularizarse el concepto de sesgo de género en medicina y en la atención sanitaria que se manifiesta cuando ante la misma necesidad sanitaria, se realiza un esfuerzo superior o diferente de diagnóstico o tratamiento para uno de los dos sexos, comúnmente, para los hombres agrandando las desigualdades en salud.

A medida que aumentaba la consciencia sobre este asunto, también lo hacía las evidencias de que ocurría. Otra revista, Nature Communications, reveló en el año 2019 que, en al menos 700 enfermedades, las mujeres recibían un mayor retraso diagnóstico que los hombres con los consecuentes errores en la estrategia terapéutica incidiendo en la morbilidad y mortalidad. En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que a pesar de que la esperanza de vida es mayor en ellas que en los hombres, la morbilidad es más elevada en las mujeres.

Estas desigualdades vienen de la mano de una cultura y sociedad que está cortada por un patrón masculino que, en temas de salud, las diferencias biológicas entre hombres y mujeres que conllevan cambios, por ejemplo, en la manifestación de síntomas de una misma enfermedad, sean desconocidos y nada divulgados. También, tienen que ver con que los roles y el contexto social son condicionantes que influyen la forma en la que enferman las mujeres y en la que piden ayuda. En ocasiones, se minimizan y desprecian los síntomas que padecen estas y se justifican con causas emocionales o psicosomáticas. Por otro lado, se ha denunciado también la poca presencia de mujeres en estudios clínicos.

Durante la III Jornada de actualización y Consenso para Ginecología y Atención Primaria que se celebró en febrero en el Hospital Universitario de Getafe, la Dra. Elena Polentinos, Médico de Familia de la Unidad de Investigación de Gerencia Asistencial de Atención Primaria, con la finalidad de luchar contra el sesgo de género en medicina, señaló la importancia de considerar a la persona como sujeto activo en su proceso de salud y de devolverle la palabra, especialmente a las mujeres a través de una escucha activa.

La violencia de género continúa siendo un problema estructural

En un día como el 8 de marzo, es necesario también poner atención en la violencia de género, un problema estructural que se materializa en el asesinato de 1.245 mujeres en 20 años, desde 2003, según los datos del Ministerio de Igualdad. En lo que llevamos de año 2024, el número de mujeres asesinadas es de 5 y el de niños huérfanos es de 6, 438 desde 2013.

Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Universitario de Getafe, continúa trabajando por lograr la igualdad de género y se solidariza con las situaciones desfavorables de las mujeres. Asimismo, lucha por la igualdad de oportunidades y se enorgullece del trabajo de las investigadoras de la Fundación que contribuyen cada día al progreso de la ciencia y medicina.

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